domingo, 16 de enero de 2011

Un nuevo clásico


En los años veinte del siglo pasado un joven músico de New Orleáns estaba logrando un nuevo descubrimiento que llenaría a Norteamérica de un nuevo vocabulario musical, creando un lenguaje, aquel con el cual la música popular alcanzaría una absoluta capacidad expresiva, que haría olvidar las convenciones más tradicionales y derrumbaría todos los límites que el naciente ambiente comercial y del entretenimiento ya imponía en esta nueva sociedad norteamericana. Este joven músico era Luis Amstrong, y básicamente, antes de muchos otros músicos, estaba predicando el Blues a todo aquél que pudiera escucharlo. Diez años después un joven músico nacido en el Delta del Misisipi, solo con su guitarra y una voz lastimera, escribió y cantó una nueva música, más rustica que la sofisticada música Jazz de Luis Amstrong, pero no por eso menos efectiva en reflejar un espíritu humano hasta ese momento desconocido; Un espíritu que ahora se podía sentir y predicar sin necesidad de enaltecer mayor virtud que la que tiene cualquier persona, ni esconder ningún defecto. Este joven músico fue el conocido Robert Johnson, quien escribió 36 canciones legendarias de esta música Blues, hija ilegítima del Gospel y la música de iglesia, que como buen hijo negado, heredaría las mejores cualidades. Tanto Luis Amstrong como Robert Johnson fueron dos músicos que lograron predicar el Blues como nadie más. El intento por poder plasmar lo que ellos hacían desde el inicio de esta música, por lo general, era un intento frustrado. Aunque a partir de ellos toda la música norteamericana cambiaría, para dar origen a géneros tan variados como el Swing, el Be Bop, el Rithym and Blues, el Soul y el Rock and roll, ambos jóvenes músicos dieron con un gran descubrimiento, una fórmula simple, pero difícil de reproducir: La de tocar con las notas justas en el momento justo para decir algo realmente importante. Desde entonces, lo que dice una canción no tendría que ser algo que sonara bien en una iglesia, ni tampoco algo que complaciera a muchos. Simplemente, tenía que ser único y personal.
El grupo contemporáneo originario de Ohio, The Black Keys, es una completa rareza en estos días, tanto, como raros fueron Luis Amstrong y Robert Johnson. Porque uno se pregunta, cómo es que surge en estos tiempos una banda tan particular, que sintetiza de una manera única los principios de economía del Blues descubiertos por Amstrong y Johnson casi un siglo atrás. Y es que, aparentemente, esta solo es una banda de garaje, que solo logra sonar bien con un alto volumen electrificado. Más que una banda del siglo XXI, parece la banda de dos nostálgicos que se empeñan por tocar una música proveniente de una emisora “negra” perdida en el tiempo y en el espacio desde los años 50´s. Pero el último disco de esta extraña banda, tan animada como sobria y tan simple como enigmática, es un disco que podría ser Hip Hop con algo más de baterías programadas; Podría ser “rock” en la forma que no hay rock desde The Jimi Hendrix Experience o Cream; Podría ser también un clásico de la música Folk y Blues, si con guitarras acústicas, panderetas y tambores sus dos integrantes nos regalaran sus atrayentes ritmos ilustrados con líricas como pocas se han escuchado desde que Muddy Waters y Lightning Hopkins escribían sobre el mundo que vería el Blues después de la temprana muerte de Robert Johnson. Es curioso, porque ya en esta época, en la cual las ruidosas prédicas de las iglesias y la música comercial habían sustituido en todos los medios aquello que enseñaba el Blues, surge, a alto volumen, una nueva banda. “Hermanos” parece predicar, para ser sintonizada, desde un planeta en el cuál el Blues nunca desmejoró. Un planeta donde todos los músicos escriben cada canción como si fuera la última, para que realmente importe.
Muchas personas que se preguntan cómo se toca el Blues pueden escuchar este disco. Para su sorpresa, tiene las mismas notas de siempre: Por lo general cada canción se queda en una sola tónica, usando las bien conocidas IVs, Vs, IIIs, VIs y VIIs con las que se ha hecho casi todo el Blues. Entonces, por qué suena tan dinámico, tan enigmático? Porque cada nota es justa en medio de los espacios que da una batería incidental, instintiva, y las idas y venidas de una guitarra líder que por sí sola parece crear todo el groove que se necesita en este mundo, recordándonos esa habilidad extraña pero prodigiosa de John Lee Hooker para mantener el ritmo cuando parecía perderlo. Pero todos estos sonidos no serían posibles sin la producción de Danger Mouse ( Gnarls Barkley), un conocido músico que aunque ayude a pulir este disco atemporal en el rock and roll, el blues y el soul, también se mueve en los ámbitos del Hip Hop y la música contemporánea, mostrando que los sonidos de teclados sesenteros, organos de iglesia y guitarras con las distorsiones más nostálgicas no son tan distantes del espíritu que guía la mejor música moderna de Norteamérica.
Pero es el songwriting lo que deslumbra de este disco. Su historia personal, en la cuál Dan Auerbach hace pública una vida que se reconoce tan única como caprichosa ante el amor y la muerte. La promesa de un amor imperecedero en Everlasthing Light crea la viva imagen de una promesa imperecedera que no durará más que una puesta de sol.
Dan, cantando y tocando la guitarra en Next Girl, nos regala el Blues más honesto y mundano al hablarnos de una búsqueda a veces desesperada, pero por lo general afanosa, por aquello que puede distraer a cualquier hombre, una chica, dejando entrever historias previas de desamores:
I wanted love,
But not for myself
But for the girl, so she could
So she could love herself


Pero los desamores solo prometen nuevos amores, como en Howling for you, tal vez una de las canciones más divertidas del Album, en la cuál el que tal vez sea el ritmo más groovy hecho en décadas lleva a un Dan Auerbach a ilusionarse con un nuevo amor, sentenciándose a sí mismo a caer en él, y terminar entonando un dulce “ Da da da da da, da da da da da”, tan ingenuo como revelador.

Es el sencillo de este disco, Tighten Up, la canción en la cual el Soul y el Rhtym and Blues logran una de sus mejores fusiones, con un lamento desinteresado y desesperado por amor:

Sick for days, so many ways
I`m aching now, aching now
In times like these I need relief
Please show me how, show me how

Pero el afán por un amor redentor, por una expiación de todas las culpas previas que lleve al tan anhelado alivio, a escapar de la locura del desamor y los desaciertos en la vida, no lo es todo en el disco. Las confesiones más personales sobre lo que puede salir mal en la vida de un hombre frenético e impulsivo se abren paso en canciones como I`m not the one, una balada Blues como pocas se han escuchado, que dice todo lo políticamente incorrecto en el amor. O en The Go Getter, una radiografía de lo que es ser un buscador de emociones que tiene que lidiar con el sentirse agotado y perdido, mientras cuenta su historia con la más sofisticada poesía Blues que se pueda escuchar en estos días:
Stumble home in the pouring rain
Let the rain eat my worried brain
Some days I just can´t get along
I need the head to leave my shoulders on
Palm trees, the flat broke disease
And L.A has got me on my knees
I´m the bluest of blues
Every day, a diferente way to lose

Una cualidad muy especial en la composición son aquellas canciones que parecen hablar de alter egos, contar historias de otros personajes que encajan perfectamente en la mitología del Blues; En la narrativa frenética, emotiva y desesperada, y a veces violenta. Esta cualidad es tradicional en la composición de la música Blues, existente desde que Robert Johnson nos puso a dudar de si en realidad fue a The Crossroads, y desde que Muddy Waters nos habló de todas las proezas de un hombre que tiene su Mojo trabajando. Esta cualidad es común también hoy en día en el Hip Hop, en el storytelling que se mantiene como una tradición en la música americana, desdeSon House, pasando por Chuck Berry y Bob Dylan, hasta Eminem hablando de Slim Shady y Kanye West contando los infortunios de megalómano egocéntrico y millonario. Pues, los Black Keys lo hicieron con maestría en este Album al contar la historia de un chico siniestro, que pone a pensar sobre qué tanto es un personaje ficticio o no para la banda. Un chico que parece sobrevivir en las calles violentas de un barrio de New York, Chicago o Filadelfia, mientras vende droga para poder sobrevivir, y termina escribiendo la historia de su propia desventura, mientras le vende el alma al diablo y pierde su inocencia:

A sinister kid, is a kid who
Runs to meet his maker
A drop dead sprint for the day he´s born
Straigh to his makers arms
And that´s me, that´s me
The boy whit the broken halo
Tha´s me, That´s me
The devil won´t let me be

Dentro de estas historias paralelas, es desconcertantemente bella la historia de una mujer que asesina a su amante por encontrarlo con otra mujer, con una pistola de diez centavos, Ten cent Pistol. Esta canción contiene una lírica atemporal en el Blues:

There is nothing worse
In these World
Than payback from
A jealous girl
The laws of man
They don´t apply
When blood gets in
A woman´s eye

Pero es al final del disco donde la historia de Dan Auerbach toma un curso, llega a un final, partiendo de la ilusión del amor desenfrenado en The Only One, Everlasting Light, Tighten Up, Howling For You, Next Girl y el cover del clásico de Soul de Jimi Butler Never Gonna Give You Up, pasando por las confesiones de I`m not the one, I`m to afraid tol ove you, The Go Getter, y creando impresiones vívidas de vidas tal vez soñadas, tal vez vistas, en Sinister Kid y Ten Cent Pistol. Y ese final está en la última canción, These Days, una confesión desgarradora de la mayor tristeza que siente un hombre por no poder reconocerse a sí mismo como quisiera, y ver las diferentes facetas de su vida:

These blood red eyes
Don´t see so good
But what´s worse is if they could
World I change my ways?

Wasted times and broken dreams
Violent colors so obscene
It´s all I see these days
These days
Watch what you say, the devil is listening
He´s got ears that you wouldn´t believe
And brother, once you go to him
It´s your soul you can never, never retrieve

Brothers, pareciera ser también un disco sobre morir. Y este tema es el más enigmático al escuchar Unknow Brother, un aparente exorcismo personal en el cual Dan cuenta la historia de un hermano mayor que falleció antes de tiempo, esperando tal vez comunicarse con él, a través de esta música atemporal, tratando de burlar al diablo y a toda la miseria de una vida para alcanzar a la muerte y pedirle que lleve un tierno mensaje con esta música.